Carta adhesión contra el TLC con EE UU

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Lun Mar 5 07:06:04 PST 2018


Estimad en s compañer en s:

El Ecuador ha iniciado un proceso de negociación de un Tratado de Libre 
Comercio con Estados Unidos, lo que va a traer consecuencias muy 
negativas para la soberanía nacional, la salud, los derechos humanos, 
colectivos y de la naturaleza. Los impactos de este tipo de tratados en 
otros países son muy bien conocido.

Por tal motivo, solicitamos su apoyo. Le pedimos que usted y/o su 
organización se adhiera al Manifiesto que pegamos abajo.

Las adhesiones deben enviarse a: ocaru2012 en gmail.com 
<mailto:ocaru2012 en gmail.com>

Gracias por su apoyo

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¡Alerta!

Contra un Tratado de Libre Comercio

entre Ecuador y Estados Unidos

A pesar de los principios de soberanía nacional, de resguardo de la 
producción local y nacional, y del carácter garantista, plasmados en la 
Constitución de 2008, en el año 2016 el gobierno del ex presidente 
Rafael Correa suscribió el Acuerdo Comercial con la Unión Europea, 
sumándose al tratado ya firmado por Perú y Colombia. Siguiendo la forma 
tradicional de operar de todos los gobiernos anteriores, el Acuerdo con 
la UE se hizo sin consulta y de espaldas al pueblo ecuatoriano.

Este hecho abrió las puertas para que el actual gobierno presidido por 
Lenín Moreno, a través de la cartera de Comercio, proponga un Tratado de 
Libre Comercio con Estados Unidos. A los anuncios públicos del ministro 
se suman las declaraciones de los empresarios, que no contentos con 
haber hechos jugosos negocios en la década correísta, ahora pretenden 
aumentar sus ganancias con la exportación de algunos productos y la 
importación de producción subsidiada. La alianza público-privada 
constituye una agresión contra el pueblo ecuatoriano, sus necesidades y 
condiciones, su memoria, sus luchas y sus proyectos. A lo largo de estos 
casi 25 años, hemos visto que de México a Argentina, el proyecto de 
libre comercio favorece únicamente a los intereses de las 
transnacionales y unas pocas élites comerciales del continente que, a 
nombre del bien nacional, el progreso y el desarrollo, el empleo y la 
competitividad, imponen sus intereses empresariales en detrimento de la 
mayoría de la población empobrecida y en condiciones de desigualdad.

Los levantamientos y movilizaciones de los pueblos y nacionalidades 
indígenas frente a la expoliación de sus territorios y las maquinarias 
extractivas transnacionales; los paros agrarios de los campesinos frente 
a la expulsión de sus tierras; las demandas de los jóvenes y estudiantes 
contra la privatización de la educación; las alertas lanzadas por 
colectivos culturales y barriales, sumadas a las advertencias de pueblos 
indígenas y afros por la conservación de su patrimonio cultural; la 
lucha de los trabajadores frente a la precarización y pérdida de sus 
trabajos; la lucha de las mujeres frente a la violencia patriarcal que 
se recrudece con el rompimiento del tejido común, comunitario y de vida; 
la advertencia de quienes defienden el derecho a la salud ante los 
efectos letales de la propiedad intelectual sobre los medicamentos: nos 
han mostrado a lo largo de estas décadas que los tratados de libre 
comercio constituyen la instalación de un proyecto de muerte, injusticia 
y guerra.

Las experiencias de libre comercio de México, Perú, Colombia y Centro 
América nos muestran cómo el discurso de las élites empresariales y los 
funcionarios de gobierno es falso. Ni generan más empleo, ni el que se 
crea es digno: promueven maquilas, precarización y sobre explotación de 
los y las trabajadoras. Incentivan la prvatización de las áreas 
estratégicas del país e impiden el acceso a seguridad social, educación 
y salud de las grandes mayorías, que deben pagar para contar con ellos, 
reduciendo de esta manera, el Estado a favor de la reproducción del 
capital; a esto se suman las políticas sistemáticas para la exoneración 
de impuestos a los sectores más ricos de la economía, la pérdida de 
control sobre los capitales y la desregulación de la banca. Los tratados 
de libre comercio subordinan, expulsan y eliminan la producción nacional 
en manos de los pequeños productores y la economía social y solidaria 
que alimentan el mercado nacional y local, favoreciendo a los monopolios 
dominados por las grandes empresas; garantizan los intereses de las 
transnacionales a través del uso de semillas transgénicas que destruyen 
las economías campesinas, la agrobiodiversidad, la cultura y la 
soberanía alimentaria. Fortalecen la reprimarización de las economías 
nacionales, mediante proyectos extractivos que destruyen la naturaleza, 
contaminando y reduciendo la calidad y dignidad de vida de quienes 
habitan esos territorios; permiten el despojo de fondos públicos a 
través de arbitrajes internacionales que casi siempre sentencian a favor 
de las transnacionales incluso cuando los países toman medidas para 
proteger los derechos humanos y el medio ambiente. A esta mayor 
dependencia del mercado global y las dinámicas especulativas, se suma la 
necesidad de un proyecto autoritario, militarista y violento que permita 
la concentración de la riqueza, el empobrecimiento y la desigualdad 
social. Es colocar los bienes comunes, los recursos naturales, la 
riqueza social, el trabajo colectivo, la creatividad de las personas y 
el futuro de los pueblos a una desigual competencia y a la libre 
disposición del neoliberalismo y sus corporaciones.

Hace más de una década, las distintas organizaciones indígenas, 
populares y democráticas del Ecuador se movilizaron en repetidas 
ocasiones para impedir la suscripción del Acuerdo de Libre Comercio para 
Las Américas, ALCA y posteriormente contra el TLC con Estados Unidos. 
Nuestra lucha logró parar este proyecto de injusticia y muerte. Sin 
embargo, lo que impedimos que ocurra en los años neoliberales, está 
teniendo lugar en estos gobiernos “progresistas”. El Tratado de Libre 
Comercio que hoy impulsa el gobierno, a puerta cerrada y sin consultar a 
la población, con la euforia de sus aliados empresariales y el 
debilitamiento de la izquierda y los movimientos sociales, es una 
traición a las conquistas constitucionales a favor del pueblo 
ecuatoriano. Este, como el acuerdo firmado con la Unión Europea, son 
golpes contra los principios democráticos, de justicia social y de 
redistribución en el país, que marcarán la vida de las siguientes 
generaciones. Pero a diferencia del tratado con la UE, un acuerdo con 
Estados Unidos significa además la subordinación del Ecuador a las 
políticas imperialistas y guerreristas del Norte.

Es por eso que quienes firmamos este manifiesto decimos:

No al TLC con Estados Unidos!

No a la pérdida de nuestra soberanía popular!

No a la sumisión de nuestros pueblos!

No a las políticas imperialistas!

Por la unidad latinoamericana y la soberanía nacional!


Sus adhesiones a: ocaru2012 en gmail.com <mailto:ocaru2012 en gmail.com>

*Organizaciones*

Grupo de Trabajo Agricultura Familiar Campesina e Indígena

Observatorio del Cambio Rural

Instituto de Estudios Ecuatorianos

Acción Ecológica

*A título personal*

Alberto Zambrano, La Troja Manaba: escuela campesina de formación 
política y Soberanía Alimentaria, Ecuador

Alex Naranjo, Al Grano, Ecuador

Anahí Macaroff, Antropóloga de la Red de Saberes, Ecuador

Cecilia Chérrez, Instituto de Estudios Ecologistas, Ecuador

Cecilia Ponce, Colectivo Agroecológico del Ecuador

Elizabeth Bravo, Acción Ecológica, Ecuador

Esteban Daza, investigador del Observatorio del Cambio Rural

Isabel Salcedo, comunicadora del Observatorio del Cambio Rural

Stalin Herrera, investigador en el Instituto de Estudios Ecuatorianos, 
Ecuador

Melissa Ramos, investigadora en el Sistema de Investigación sobre la 
Problemática Agraria del Ecuador


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