Quito, ciudad en el medio de un cinturón de fuego

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Mar Jul 10 10:43:00 PDT 2018


*Quito, ciudad en el medio de un cinturón de fuego*

Artículo publicado en el Boletín de WRM N° 238, para ver los demas 
artículos del boletín *haga clic aquí 
<https://wrm.org.uy/es/files/2018/07/Bolet%C3%ADn-238_ESP.pdf>*

Ecuador, país latinoamericano ubicado en la mitad del mundo, se prepara 
cada verano (estación seca) para afrontar la posibilidad de que surjan 
incendios forestales. Durante la estación seca (de junio/julio a 
agosto/setiembre), varias provincias del país han visto desaparecer por 
el fuego miles de hectáreas de vegetación nativa, tanto de bosque como 
de páramo. *Generalmente los incendios involucran plantaciones de 
árboles de eucalipto o pino, las que facilitan e intensifican el fuego*.

La incidencia del fuego depende de varios factores, tales como el cambio 
climático, la duración de la estación seca, la severidad de la misma y, 
según las autoridades que no analizan el problema en toda su coyuntura, 
también depende del estado de ánimo de los pirómanos - aquellas personas 
que se sienten atraídas por generar y propagar el fuego.

Sin embrago, para poder analizar más a profundidad los factores que 
inciden en los incendios forestales en Ecuador, es también necesario 
analizar el papel de los monocultivos de árboles exóticos. El reemplazo 
de la vegetación nativa por plantaciones de monocultivo tiene 
consecuencias devastadoras sobre la diversidad de especies, las fuentes 
de agua, los suelos, así como sobre la interacción de las poblaciones 
locales con sus espacios de vida. *Los monocultivos por tanto alteran 
significativamente los regímenes de fuego conocidos, utilizados y 
manejados por los pobladores.*

En Ecuador la situación es grave. Según el Ministerio del Ambiente, *hay 
163 mil hectáreas cubiertas con monocultivos de árboles y hay un fuerte 
impulso para expandirlos*, especialmente con especies de pino, 
eucalipto, teca y balsa. Existe un presupuesto muy grande para lograr 
esta expansión, que pretende llegar a las 500 mil hectáreas 
aproximadamente. Estos incentivos favorecen sobre todo a los grandes 
empresarios y en desmedro de los agricultores, los bosques y el agua.

El eucalipto consume agua en exceso. Cada árbol de eucalipto en edad 
adulta absorbe en promedio 20 litros de agua por día. Estos árboles 
además inhiben el crecimiento de otras especies de plantas que podrían 
actuar como barreras naturales ante el fuego reteniendo humedad. Por 
otro lado, *las hojas de eucalipto no se descomponen fácilmente, sino 
que se mantienen secas en el suelo, proveyendo de alimento al fuego*. Lo 
mismo sucede con su corteza y ramas. Y los aceites esenciales propios 
del eucalipto (y del pino), que les da su olor característico, son en sí 
mismos sustancias muy inflamables.

Los eucaliptos son conocidos como árboles “amantes del fuego”, porque 
sobreviven a los incendios forestales, vuelven a reverdecer y aprovechan 
la desaparición de las otras plantas que pudieron haberles hecho 
competencia de luz y agua para crecer con más fuerza.

/*Los eucaliptos que rodean Quito*/

En el caso de la capital, Quito, *la vegetación nativa fue erradicada 
para darle paso a los árboles de eucalipto*, creando lo que se conoce 
como el “cinturón verde” de la ciudad. A pesar de estar conformado casi 
totalmente por plantaciones muy viejas de eucaliptos, se ha llegado a 
considerar erróneamente a este “cinturón” como bosques. Esto se debe a 
que el gobierno del Ecuador utiliza la definición de la FAO sobre 
bosques, la cual permite que plantaciones de monocultivo de especies 
exóticas sean consideradas como “bosques plantados”.

En consecuencia, las plantaciones viejas no han sido taladas ni han 
obtenido el tratamiento adecuado para evitar que se incendien cada 
verano. Este “cinturón verde” está constituido en su mayoría por casi 8 
mil hectáreas de plantaciones de eucaliptos (1), que predominan en las 
laderas del Pichincha, en Píntag, Nono, Conocoto, Alangasí, Amaguaña, La 
Merced, Pifo, Calacalí, El Quinche y Yaruquí.

*El gran problema con las plantaciones que rodean a Quito, es que su 
incidencia en los incendios forestales aumenta conforme pasa el tiempo*. 
Son muy diferentes los impactos que se provocan en 20 años, que en 30 o 
40 años, pues al transcurrir el tiempo los impactos ambientales se ven 
magnificados. Las plantaciones abandonadas se asilvestran, es decir, los 
árboles, ya sea por rizomas o por semillas, empiezan a reproducirse por 
si mismos, y las zanjas cortafuegos son ocupadas por los nuevos 
arbolillos. La densidad del monocultivo aumenta por tanto, con lo cual 
se acumula más cantidad de hojarasca disponible para propagar el fuego. 
Los árboles altos y delgados, debido a la densidad de la plantación en 
la que deben de competir por luz solar, se prenden y propagan el fuego 
con rapidez y facilidad.

La flora y la fauna se ve gravemente afectada por los incendios 
forestales que rodean a Quito. Su restauración, en caso sea posible, 
podría tomar mucho tiempo. Además, *un incendio forestal desencadena 
otros impactos *como la emisión de gases y humo con contenido de ozono, 
dióxido de carbono, monóxido de carbono, hidrocarburos policíclicos 
aromáticos, dióxido de azufre, material particulado, y otros, que causan 
impactos graves en la calidad de aire y daños en la salud de la 
población expuesta.

Los incendios son entonces también un problema de impacto social, que 
*involucra la integridad física, psicológica y económica de quienes se 
vieron afectados*. A su paso deja un gran número de personas asfixiadas 
y bienes destruidos; lo cual provoca un desbalance económico inmediato 
en las personas damnificadas, *que generalmente están ubicadas en las 
zonas mas empobrecidas y vulnerables de la ciudad*.

/*Un cambio radical */

Si a lo expuesto anteriormente se le añaden las variaciones climáticas 
extremas derivadas del cambio climático, es obvia la *necesidad 
apremiante de hacer cambios radicales para la restauración de bosques*. 
Esto supone analizar las causas subyacentes de los incendios. En 
condiciones de intensa sequía y altas temperaturas, los bosques nativos, 
debido a su estratificación natural en cuatro niveles (subsuelo, 
herbáceo, arbustivo, arbóreo) retienen mayor humedad en su interior, 
propagando menos el fuego que los monocultivos de especies exóticas, que 
solo tienen un nivel y gran cantidad de material orgánico seco a ras del 
suelo.  Esto fue admitido por el ex alcalde de Quito en 2017, luego de 
los incendios ocurridos en ese año. Pero al parecer, cada verano se 
parte de cero.

Algunos incendios forestales son consecuencia de acciones humanas: 
pirómanos, quema de basura, fogatas mal apagadas, pueden ser incluso 
acciones de muy mala fe que deben ser investigadas a fondo. Pero están 
también las *políticas públicas antiguas y recientes que crean las 
condiciones para estos eventos*, como es el hecho de sustituir bosques 
nativos por plantaciones forestales, o priorizar la reforestación con 
árboles exóticos pensando sólo en réditos de corto plazo.

En consecuencia, se debe declarar una *prohibición a la expansión de 
monocultivos* de árboles exóticos. Para lograr este objetivo es 
necesario cambiar radicalmente la Matriz productiva del Ministerio de 
Agricultura, el Programa de Incentivos para la Reforestación con Fines 
Comerciales y el programa del Ministerio del Ambiente llamado 
“Deforestación 0”, el cual considera que una hectárea de bosque talado 
puede ser sustituido o reemplazado por una hectárea de monocultivo de 
arboles exóticos. Esto, según su lógica, daría por resultado una 
“deforestación 0”.

*Es esencial un replanteamiento de la gestión forestal, modificando 
paulatinamente las masas repobladas con pinos y eucaliptos hacia 
formaciones autóctonas*. Dar  prioridad a la restauración de ecosistemas 
nativos propios de cada zona. Esto debe realizarse en /minga /(2), con 
la participación de las personas y comunidades cercanas a los lugares 
afectados.

Diferentes voces ciudadanas exigen que la crisis ecológica y social que 
vivimos sea tratada con medidas integrales. Estas pueden incluir, 
monitoreos comunitarios para la prevención de incendios, una adecuada 
gestión de cuencas y quebradas, capacitación en prevención de incendios 
forestales en las zonas vulnerables, políticas urbanas destinadas a 
aumentar la porosidad de los suelos en las ciudades, campañas en áreas 
urbanas y rurales para reducir los desechos, como la propuesta “Basura 
Cero”. (3) Todo esto como parte de una política integral del Estado para 
prevenir incendios forestales y otros desastres.

/Más información: Nathalia Bonilla, foresta en accionecologica.org/
/Acción Ecológica/

(1) http://revistas.usfq.edu.ec/index.php/avances/article/view/134/136 
<https://wrm.us9.list-manage.com/track/click?u=f91b651f7fecdf835b57dc11d&id=1ace287dee&e=8e13dc0685>
(2) La palabra “minga” viene del idioma indígena quechua y hace 
referencia al trabajo colectivo que se realiza para el beneficio de toda 
la comunidad.
(3) Jornadas sobre “Basura Cero” 
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