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<p><b>Acción Ecológica opina</b><br>
<br>
Iniciamos una serie de editoriales que a lo largo de este mes irán
posicionando temas ambientales que demandan <b>respuestas a fondo</b>. </p>
<p align="right">3 de agosto de 2017</p>
<p align="center"><b>UNO. Recuperar el rumbo hacia una nueva forma
de convivencia con la naturaleza</b></p>
<p>No está demás repetir hasta el cansancio que Ecuador es uno de
los países megadiversos en el mundo; que su diversidad de
ecosistemas va de la mano con los pueblos y las nacionalidades
indígenas, los pueblos afro y montubio que han cuidado y defendido
sus territorios; y que somos un país donde la sensibilidad por la
naturaleza crece cada vez más entre la población.<br>
<br>
Sin embargo, en el Ecuador existen permanentemente conflictos
socioambientales como respuesta a la imposición de proyectos o
programas en zonas frágiles o en donde se vive en relación
estrecha con los bosques, los ríos, la biodiversidad. Desconocer
las condiciones de vida y las expectativas de las poblaciones
donde se imponen estos planes, así como la impunidad con que
trabajan las empresas en estos territorios, genera situaciones de
tensión y violencia cada vez mayores.<br>
<br>
Los desafíos complejos que enfrenta nuestro país requieren de
voces críticas desde las organizaciones de la sociedad civil que
aporten con propuestas de soluciones reales, por ejemplo frente a
la crisis del cambio climático, la vulneración de los derechos y
territorios afectados por el extractivismo, la contaminación
acumulada y persistente de las aguas, los suelos y el aire, o los
severos impactos ambientales derivados de megaobras de
infraestructura -muchas de ellas convertidas en elefantes
blancos-.<br>
<br>
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos, ambientales
y de la naturaleza han desarrollado destrezas en documentar los
casos e investigar las afectaciones, estableciendo los vínculos
entre la contaminación, la salud de los ecosistemas y de las
personas. <br>
<br>
Con esta base se ha podido relacionar además los efectos
culturales y sociales que resultan de los enclaves espaciales
constituidos para la explotación de los pueblos y la naturaleza;
por ejemplo, los impactos diferenciados en mujeres, en niños y
niñas, y en personas mayores. De esta manera, se promueven los
derechos humanos desde la visión de interdependencia de los
derechos y en apoyo a quienes los defienden.<br>
<br>
El trabajo de las organizaciones defensoras de derechos ha sido
trascendental para la visibilización de los problemas ambientales
hacia la sociedad, pero sus voces fueron declaradas como las
mayores enemigas y se impulsó desde el poder corporativo y estatal
una práctica sistemática de descalificaciones y censuras que
terminó por hastiar a la sociedad. El estilo autoritario y de
silenciamiento hizo mucho daño a la sociedad.<br>
<br>
En el nuevo escenario político e institucional, una prioridad en
materia ambiental es reconocer que “el mejor modo de tratar las
cuestiones ambientales es con la participación de los ciudadanos y
ciudadanas interesados”. El respeto al disentimiento está en la
base de todo sistema que se considere democrático. <br>
<br>
La Constitución de Montecristi reconoció los Derechos a la
Naturaleza, propuso el Sumak Kawsay como modelo para el país y
marcó una ruta de respeto a la naturaleza, los pueblos y sus
defensores; pero fue abandonada. Sin embargo, en la actualidad,
con un acumulado de impactos ambientales, es un reto para el
Ministerio del Ambiente custodiar la prelación de los derechos
ambientales por sobre los intereses económicos -casi siempre de
corto plazo-, priorizar la defensa de las áreas protegidas,
garantizar la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas
frágiles, desarrollar y utilizar los instrumentos regulatorios,
controlar los desechos, ejercer el cumplimiento de varias
prohibiciones constitucionales como son: el impedimento a la
introducción de residuos nucleares y desechos o materiales tóxicos
o los cultivos transgénicos.<br>
<br>
Con un Código del Ambiente regresivo en muchos derechos y un
Ministerio del Ambiente subordinado al Ministerio Coordinador de
Sectores Estratégicos, corresponde duplicar los esfuerzos para
volver hacia la Constitución y recuperar el rumbo que nos marca
hacia una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y
armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak
kawsay; una sociedad que respeta en todas sus dimensiones la
dignidad de todas las personas y de las colectividades.<br>
<br>
ACCIÓN ECOLÓGICA<br>
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