A PROPOSITO DEL HONGO FUSARIUM R4 - La dulce medicina de la agroecología para el amargo monocultivo fumigado: el caso de Costa Rica

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Dom Ago 25 17:30:48 PDT 2019


Queridas amigas y queridos amigos de Acción Ecológica

A propósito de las noticias que han circulado acerca de la presencia del 
hongo Fusarium Raza 4 en Colombia, y la posible utilización de biocidas 
para combatirlo, compartimos con ustedes este artículo escrito por 
compañeros de Costa Rica.

Esperamos que sea de su interés.

ACCIÓN ECOLÓGICA

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*La dulce medicina de la agroecología para el amargo monocultivo fumigado*

Fabián Pacheco Rodríguez. Master en Agrobiología ambiental y agricultor 
ecológico (bloqueverde en gmail.com)
Mauricio Alvarez Mora, Geógrafo y Master en Estudios Latinoamericanos 
(mauricio.alvarez_m en ucr.ac.cr)

La historia se repite gracias a la terca visión del monocultivo 
fumigados. En diferentes medios en países tropicales de América Latina 
vemos las alertas ante la llegada a nuestro continente americano del 
nuevo hongo llamado “Fusarium raza 4”. Esta enfermedad agrícola es tan 
agresiva que tiene la capacidad de destruir hoy en día grandes 
plantaciones de banano causando daños económicos cuantiosos para el 
sector agroexportador.

Para los años de 1950 en Costa Rica una primera raza de fusarium 
denominada el “Mal de Panamá” debido a que fue detectada por primera vez 
en este país causó estragos en aquel entonces sobre las plantaciones de 
banano. En aquel tiempo la variedad utilizada era el banano Gros Michel 
la cual es muy susceptible al Mal de Panamá. El Gros Michel es por mucho 
una de las variedades más dulces y exquisitas de banano, lastimosamente 
desapareció de las cadenas alimentarias transnacionales dado que es una 
variedad tan susceptible a la enfermedad que en monocultivos no es 
viable producirla.

No es casualidad que es posible producir esta variedad de banano en 
condiciones agroecológicas y ejemplo de ello es la Asociación de 
Pequeños Productores de Talamanca APPTA del Caribe Sur de Costa Rica, 
donde se produce de forma agroecológica la exquisita variedad de Gros 
Michel. APPTA está integrada por unas 600 familias de las cuales 80% son 
indígenas (https://www.appta.org/index.php/es/). Costa Rica tiene 
registradas 3298.78 hectáreas de banano orgánico frente a 50000 
hectáreas en monocultivo sobre todo concentrado en trasnacionales y 
grandes empresarios nacionales (www.sfe.go.cr.).

El modelo de “desarrollo” agroindustrial que busca producir mercancías 
agrícolas para los mercados internacionales a dejado una profunda estela 
de impactos ambientales, dentro de los cuales podemos citar: la 
destrucción de bosques tropicales para expandir la frontera agrícola, 
contaminación de mantos acuíferos con diversos paquetes de agroquímicos 
afectando los sistemas de agua potable de comunidades así como 
afectación a ecosistemas acuáticos en general donde vemos mareas enteras 
de peces y anfibios muertos por intoxicación aguda entre otros fenómenos 
que han sido el típico escenario del enclave de monocultivos piñeros y 
bananeros en Costa Rica.

La deuda ecológica del modelo agroindustrial del banano se ha acumulado 
por los últimos 150 años por el despojo de los valles y mejores tierras 
que habitaron los indígenas que fueron expulsados a las zonas altas con 
escasa aptitud agrícola, al mismo tiempo establecieron una explotación 
intensiva y contaminante que también implico grandes violaciones a las 
personas trabajadores: bajos salarios, malos servicios de salud, 
persecución sindical, contratación de personas indocumentadas. En 
materia ambiental, la agroindustria del banano es responsables de la 
esterilidad de miles de personas trabajadoras que sufrieron a finales de 
los años setenta por los efectos de la aplicación de productos como 
nemagón o DBCP (DiBromoCloroPropano).

Desafiar la dinámica de la biodiversidad tropical con desiertos verdes 
de monocultivos y no entender las lecciones del pasado como fue la del 
Mal de Panamá (historia a punto de repetirse con la raza 4 de Fusarium) 
es un paso más en la dirección equivocada. El monocultivo en nuestras 
regiones biodiversas solo se puede viabilizar mediante el uso intensivo 
de sustancias biosidas.

Ejemplo de lo anterior y para entender como el conocimiento agronómico 
hoy en día ignora la enorme sabiduría indígena que demuestra que sí es 
posible vivir y producir alimentos en el planeta sin destruirlo podemos 
ver como se construyen ecosistemas agrícolas tan diferentes y tan 
antagonistas en una misma región de Costa Rica.

Frente a los enclaves bananeros adictos al agroquímico y que 
sustituyeron la dulce variedad del Gros Michel por la pazca variedad de 
banano Cavendish para poder mantener el monocultivo arrasado frente al 
Mal de Panamá hoy en día hay cientos de familias indígenas produciendo 
banano orgánico Gros Michel sin una gota de agro tóxicos ni de 
fertilizantes sintéticos. Su producción orgánica de banano y muchos 
otros alimentos dentro del bosque hoy en día desafía los “monocultivos 
mentales” (como dice Vandana Shiva). Esta producción ecológica familiar 
se facilita ya que siembran banano dentro del bosque, bajo los árboles 
de madera, fruta y medicina; al respetar el componente arbóreo se logra 
un microclima más fresco que evita que las esporas del hongo de la 
sigatoka (Mycosphaerella fijiensis) germinen agresivamente. También hay 
que señalar al existir mayor distancia de siembra entre las plantas de 
banano a pesar de su gran susceptibilidad al Mal de Panamá esta 
enfermedad no llega a representar daños económicos a las familias que lo 
producen. La señalada distancia de siembra en el sistema agroecológico, 
permite establecer un verdadero bosque de alimentos, madera, medicina, 
etc. que permite a las comunidades de Talamanca vivir en un verdadero 
paraíso de alimentos y marcar un límite a la expansión de la frontera 
del monocultivo fumigado.

Contraria a la producción de banano Gros Michel orgánico, la visión 
trasnacional con tal de producir más kilos de bananos por área eliminan 
los árboles en su totalidad y esto genera una mayor densidad de plantas 
de banano por área, así como un microclima que favorece la germinación y 
dispersión de las esporas del hongo de la sigatoka entre otros problemas 
más. Consecuencia de eliminar todos los árboles buscando maximizar la 
producción de kg de banano por área se hace necesario rociar cientos de 
hectáreas completas una vez a la semana con el famoso fungicida Mancocep 
que es el agroquímico más importado en Costa Rica.

El Programa Infantes y Salud Ambiental (ISA) de la Universidad Nacional 
realizó una investigación desde hace 6 años con niños escolares de 6 a 9 
años en el cantón de Talamanca encontrando significativas 
concentraciones de sustancias tóxicas como Mancozeb en la orina. Se ha 
podido establecer que los niños tienen más problemas de aprendizaje y 
son más lentos o inquietos.

El estudio incluyó de mujeres embarazadas en Matina, donde las prácticas 
de fumigación de las compañías bananeras son similares a las de 
Talamanca encontrando un alto contenido de manganeso (uno de los 
componentes del Mancozeb) en el cabello de las mujeres embarazadas que 
participan en la investigación, lo que hace suponer que también los 
fetos podrían estar expuestos al tóxico, puesto que este es fácilmente 
absorbido por la placenta (semanariouniversidad.com).

Un estudio realizado del 2005 al 2008 en una finca agrícola ubicada en 
Pueblo Nuevo de Guácimo. En la finca y sus alrededores hay cultivos 
intensivos de banano y piña, potreros. Se encontraron que rastros de 
plaguicidas en pelo, lavado de los brazos y limpieza bucal de los osos 
perezosos analizados. Entre los plaguicidas encontrados están: ametrina, 
clorpirifos, clorotalonil, diazinón, difeconazol, deet, etoprofos y 
tiabendazol. Todos estos se utilizan en los cultivos de piña y banano. 
Esa contaminación es producida “probablemente por la ingesta de alimento 
contaminado y por contacto directo con los plaguicidas”.
(Ver completo en 
http://www.uned.ac.cr/investigacion/documents/Tesis_Margaret_Pinnock.pdf)

El Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la 
Universidad Nacional (IRETUNA) ha encontrado el fungicida clorotalonil 
en un 95% de las muestras tomadas en el polvo de escuelas y casas de 
habitación en comunidades del Caribe costarricense cercano a 
plantaciones de piña y banano (Sáenz M y Sánchez J, 2008).

Lo que a todas luces es evidente para los pobladores más antiguos, la 
academia trasnacionalizada de monocultivos mentales lo destruye; A mayor 
diversidad es mayor la sustentabilidad no solo ecológica; sino económica 
para quienes viven de los agroecosistemas.

La lógica de desiertos mentales desmantela los agroecosistemas condenado 
a la dependencia de insumos externos a quienes hacen caso del consejo 
agronómico a sueldo para producir mercancías agrícolas.

Para ejemplificar lo mencionado sigamos retomando el caso de las 
bananeras. hablemos de otras diferencias en prácticas culturales de 
manejo que decantan en beneficios socio ambientales o, todo lo contrario.

La fertilidad y el suelo de dos sistemas muy diferentes. En los sistemas 
agroforestales que producen bananas en territorios indígenas se puede 
apreciar un constante ciclo de nutrientes gracias a las hojas y ramas 
que el componente arbóreo aporta y esto logra una casi absoluta 
independencia de insumos externos. Los monocultivos del banano pazco 
deben de comprar todos sus nutrientes en forma de fertilizantes 
sintéticos para lograr mantener la producción. Por otra parte, el no uso 
de herbicidas, nematicidas, entre otras sustancias, permite la presencia 
de una cobertura vegetal que además de aportar materia orgánica al suelo 
favorece la vida de múltiples organismos macro y microscópicos, mejor 
dicho, la vida del suelo, que es esencial para mantener el ciclo de los 
nutrientes y también para mantener en equilibrio a organismos que 
podrían en ausencia de un ecosistema diverso convertirse en plagas 
verdaderas. Los nemátodos se ven favorecidos en suelos empobrecidos de 
materia orgánica por diversas razones empezando porque lo único que les 
queda por comer son las raíces del cultivo de banano y por la falta de 
competencia en el ecosistema del suelo con otros organismos que los 
adversan. Sucede entonces que los ingenieros del monocultivo recurren a 
bastas aplicaciones de agroquímicos con destacados impactos 
“colaterales” con contaminación de ecosistemas, aguas, fauna y personas. 
Frente a esta lógica de devastar la biodiversidad para tener que fumigar 
e intoxicar resulta que en los suelos llenos de materia orgánica y de 
otras plantas (denominadas como malezas por los ingenieros) los 
nemátodos no representan mayor problema…

A manera de conclusión se debe de decir que las nuevas amenazas de 
plagas y enfermedades que arrasan los monocultivos no deben de 
sorprendernos y es un fenómeno biológico de esperarse en cualquier 
sistema agrícola que imponga uniformidad genética en donde reina la 
biodiversidad. El ejemplo de la producción orgánica dentro de los 
bosques comestibles del dulce banano orgánico Gros Michel susceptible al 
mal de panamá debería ser el norte a seguir. La agroecología es la dulce 
medicina frente a las enfermedades que acarrea el monocultivo fumigado.

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