EL ACUERDO DE PARÍS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO: Más trampas y TIMOs

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Jue Sep 8 05:35:02 PDT 2016


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Quito, 7 de septiembre de 2016

*EL ACUERDO DE PARÍS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO:**
**Más trampas y TIMOs *

Hace pocos días, en Hangzhou-China, vísperas de la reunión del G20 (foro
intergubernamental de los países más industrializados), los presidentes
Barack Obama de Estados Unidos y Jinping Xi de China, anunciaron que
ratificarán el Acuerdo de París (AdP) bajo la Convención Marco de
Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Por  su parte, también el
Ministerio del Ambiente del Ecuador anunció que el Ecuador había
suscrito el mencionado Acuerdo el 26 de julio pasado. El AdP entraría en
vigor cuando lo ratifiquen países que representan al menos 55% del total
de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero y al menos el
55% de la población global (1). No obstante estas adhesiones, el Acuerdo
de París (2), como lo fue el Protocolo de Kioto, es un nuevo engaño ante
un problema tan grave como el cambio climático.

¿QUÉ PASÓ REALMENTE EN PARÍS?

En diciembre de 2015 se anunció en la COP21 de Paris que con el Acuerdo
se espera mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2ºC y que
hay que seguir esforzándose por limitar el aumento a 1,5ºC con respecto
a los niveles preindustriales (hasta hoy ya ha aumentado 0,85ºC con
respecto a 1850). Sin embargo esto resulta retórico si se considera que
en el Acuerdo no hay ninguna acción clara frente a la principal causa
del cambio climático como es la continua expansión de la extracción y
consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas o carbón). Razón por la
que personalidades de la comunidad científica internacional, incluido
James Hansen, conocido científico de la NASA y pionero en temas de
cambio climático, ha calificado a esta promesa de “un fraude, un engaño”.

Durante los últimos 20 años de negociaciones internacionales sobre el
clima, se han producido cerca de 400 “decisiones”, más de 25
“resoluciones”, varias “hojas de ruta”, numerosos “mandatos”, “planes de
acción”, “declaraciones” y muchos “acuerdos”. Ninguno de estos textos ha
mencionado jamás que la solución para frenar el cambio climático es
dejar el petróleo en el subsuelo. De hecho, si realmente se quisiera
alcanzar esas temperaturas habría que llamar a dejar 80-90% de los
combustibles fósiles sin explotar.

Es más fácil plantear metas como la de “mantener el aumento de grados de
temperatura por debajo de…” que identificar cuántos millones de barriles
de petróleo se deben dejar de explotar. Nuevamente, estos aparentes
giros del lenguaje no son casuales, se los construye para confundir y
evadir el problema real.

El Acuerdo de París señala que para evitar que la temperatura suba más
de 2ºC se tomarán en cuenta las llamadas INDC, es decir las
Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional que son nada más
que ofrecimientos voluntarios de cada país para intentar reducir
emisiones de CO2. Todos los países (3) han hecho sus promesas ante
Naciones Unidas pero no existe un mecanismo que les obligue a cumplir
estas promesas. De hecho hay una regresión con respecto al principio de
la Convención de Cambio Climático acerca de las responsabilidades
comunes pero diferenciadas con respecto al calentamiento global. De
hecho, el Acuerdo de París estaría permitiendo que haya mayor impunidad
por parte de los países industrializados del Norte con relación a su
responsabilidad histórica por el cambio climático (4).

Entre las numerosas preocupaciones surgidas en torno al Acuerdo de
París, hay dos muy graves. Una tiene que ver con que formalmente se
incluyen los bosques en los planes de "reducción de emisiones" de CO2,
lo cual abre las puertas para que proyectos REDD usen los bosques, que
están  en su mayor parte en territorios indígenas, como meros sumideros
de carbono, restando el ejercicio de derechos colectivos y acaparando
tierras.

La otra -y aquí está la trampa mayor - es la creación de un nuevo
mecanismo de mercado definido como “mecanismo para contribuir a la
mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar el
desarrollo sostenible” que consistiría en transacciones de los
“resultados de mitigación de transferencia internacional (TIMO en
inglés)”. Es decir que el mercado de carbono que ya se hacía antes a
través de los nefastos Mecanismo de Desarrollo Limpio, Comercio de
Emisiones de la Unión Europea, o el mercado voluntario de compensaciones
de carbono, entre otros, ahora podrá ser entre países o regiones, con lo
cual: si un país declara haber hecho un buen desempeño en la reducción
de sus emisiones con respecto a lo prometido, esta diferencia a favor
podría venderse a otro país que ha contaminado más. Esto obviamente no
reduce las emisiones globales. Por el contrario, se permite que las
fronteras de extracción de minerales y de petróleo se expandan, que siga
creciendo la agroindustria, se mantenga la pérdida de bosques, crezca la
industria de la aviación y aumente sin cesar el transporte mundial de
mercancías, problema responsables directos del calentamiento global. Los
países del Sur somos en realidad acreedores de una deuda climática
acumulada y que sigue creciendo.

El Acuerdo de París es en realidad una bofetada a la humanidad. Por ello
resulta lamentable que organizaciones y personas de pensamiento crítico
crean que se trata de un cambio de paradigma y sostengan la importancia
de su ratificación por parte de los gobiernos. Habría sido preferible no
llegar a ningún nuevo acuerdo que tener un Acuerdo como el París. Los
mecanismos de mercado en el clima han hecho que las emisiones sigan
creciendo con un promedio del 3% anual. Así ocurrió con el Protocolo de
Kioto, y es probable que pase lo mismo con el Acuerdo de París.

Según el Gobierno del Ecuador, el Acuerdo de París “representa el punto
de partida para un mundo con energía limpia, a partir de la
implementación efectiva de estrategias firmes para la reducción de
emisiones globales de gases de efecto invernadero”. Estas palabras no
significan nada en boca de quienes han iniciado la explotación de
petróleo en el bloque 43-ITT. Una vez más quedará en evidencia la
renuncia de este gobierno a liderar una posición clara con respecto al
clima, como fue la Iniciativa Yasuní-ITT, defraudando a los ecuatorianos
y al mundo.

*ACCIÓN ECOLÓGICA**
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**Más información:*
ivonney en accionecologica.org

NOTAS:
(1) China representa el 20% de las emisiones anuales y Estados Unidos el
17,9% en términos absolutos. Aunque Estados Unidos tiene unas emisiones
per cápita y por año de 19,0 toneladas métricas, mientras que las de
China son de 6,7 toneladas métricas por persona/año. Desde el punto de
vista de justicia climática siempre debemos considerar las emisiones per
cápita. Ecuador por su parte en términos absolutos representa el 0,15%
del total mundial y tiene emisiones de 2,4 toneladas per cápita por año,
cifra que sigue en aumento principalmente desde mediados de 1980.
(2) El Acuerdo de París se puede descargarse aquí:
http://unfccc.int/resource/docs/2015/cop21/spa/l09s.pdf
(3) El INDC del Ecuador está aquí:
http://www4.unfccc.int/submissions/INDC/Published%20Documents/Ecuador/1/Ecuador%20INDC%2001-10-2015.pdf
(4) Es interesante mirar que Estados Unidos representa el 27% el total
de emisiones históricas y la Unión Europea el 25%, mientras que China es
responsable del 11% de las emisiones históricas; tampoco debemos dejar
de mencionar que la mayor parte de las emisiones chinas corresponden
sobre todo a la manufactura de miles de millones de productos consumidos
en otros países.
 

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